La infertilidad de una persona o en una pareja puede ser la consecuencia de múltiples factores que pueden o no relacionarse entre sí. Aspectos biológicos, sociales y psicológicos pueden ser de gran influencia o determinantes sobre esta situación.
Al hablar de factores psicológicos, podríamos clasificarlos en dos grandes grupos.
Por un lado aquellos que influyen sobre esta situación, que son los que tienen que ver con la personalidad y la propia historia de cada uno de los afectados y por otro lado, aquellos que tienen que ver con lo que les genera como concecuencia esta situación al no poder concretar la maternidad o paternidad.
Es decir que el factor psicológico sobre este tema podría ser parte de la causa, consecuencia o incluso un enlace de ambas sobre las circunstancias de no poder concebir un hijo.
Cuando hablamos de las causas psicológicas que pueden influir sobre la infertilidad, hablamos de infertilidad psicógena.
Por ejemplo: Sentimientos de temor y/o rechazo a la maternidad, o al estrés que implica un embarazo, sumado a la culpa y/o al deseo profundo de tener un hijo, puede tener una profunda vinculación con el hecho que una mujer circunstancialmente presente un cuadro de infertilidad. Un vínculo conflictivo entre madre e hija en la historia de esa mujer que desea engendrar un hijo, también puede ser motivo de esa consecuencia. En el hombre el estrés o depresión también puede ser causa de infertilidad.
Hay además aspectos psicológicos que pueden surgir como consecuencia de esta situación.
Hablando en términos de pareja, el no poder tener hijos puede ser vivido como algo muy angustioso y frustrante. Puede verse afectado su funcionamiento social, al tener que dar ciertas repuestas que no se corresponden con las expectativas del entorno, como así también su funcionamiento íntimo y vincular.
Sentimientos de culpa que puede sentir cada uno de los integrantes de la pareja o bien sentimientos en donde cada uno puede consciente o inconscientemente pueden culpabilizar a su compañero/a.
También estas circunstancias pueden vivirse como verdaderos duelos o pérdidas tanto en el hombre como en la mujer, con las sensaciones y sentimientos que ello implica.
El acompañamiento psicológico en estas circunstancias muchas veces se hace necesario, ya que la persona o la pareja se encuentra muy vulnerable para poder encontrar sola el camino adecuado.
Un proceso psicológico en este sentido tendría como objetivo entre otros, por ejemplo:
Brindar información y educación a la persona o a la pareja.
Acompañar emocionalmente, ayudar a aliviar la ansiedad, angustia, el estrés que esta situación provoca.
Darse cuenta que aspectos emocionales actuales o históricos pueden estar influyendo sobre la paternidad o maternidad.
Ayudar a tomar decisiones, acuerdos, a afrontar lo que sea necesario y comenzar a resolver de poder procrear.
Clr. Graciela Taffarelli
Al hablar de factores psicológicos, podríamos clasificarlos en dos grandes grupos.
Por un lado aquellos que influyen sobre esta situación, que son los que tienen que ver con la personalidad y la propia historia de cada uno de los afectados y por otro lado, aquellos que tienen que ver con lo que les genera como concecuencia esta situación al no poder concretar la maternidad o paternidad.
Es decir que el factor psicológico sobre este tema podría ser parte de la causa, consecuencia o incluso un enlace de ambas sobre las circunstancias de no poder concebir un hijo.
Cuando hablamos de las causas psicológicas que pueden influir sobre la infertilidad, hablamos de infertilidad psicógena.
Por ejemplo: Sentimientos de temor y/o rechazo a la maternidad, o al estrés que implica un embarazo, sumado a la culpa y/o al deseo profundo de tener un hijo, puede tener una profunda vinculación con el hecho que una mujer circunstancialmente presente un cuadro de infertilidad. Un vínculo conflictivo entre madre e hija en la historia de esa mujer que desea engendrar un hijo, también puede ser motivo de esa consecuencia. En el hombre el estrés o depresión también puede ser causa de infertilidad.
Hay además aspectos psicológicos que pueden surgir como consecuencia de esta situación.
Hablando en términos de pareja, el no poder tener hijos puede ser vivido como algo muy angustioso y frustrante. Puede verse afectado su funcionamiento social, al tener que dar ciertas repuestas que no se corresponden con las expectativas del entorno, como así también su funcionamiento íntimo y vincular.
Sentimientos de culpa que puede sentir cada uno de los integrantes de la pareja o bien sentimientos en donde cada uno puede consciente o inconscientemente pueden culpabilizar a su compañero/a.
También estas circunstancias pueden vivirse como verdaderos duelos o pérdidas tanto en el hombre como en la mujer, con las sensaciones y sentimientos que ello implica.
El acompañamiento psicológico en estas circunstancias muchas veces se hace necesario, ya que la persona o la pareja se encuentra muy vulnerable para poder encontrar sola el camino adecuado.
Un proceso psicológico en este sentido tendría como objetivo entre otros, por ejemplo:
Brindar información y educación a la persona o a la pareja.
Acompañar emocionalmente, ayudar a aliviar la ansiedad, angustia, el estrés que esta situación provoca.
Darse cuenta que aspectos emocionales actuales o históricos pueden estar influyendo sobre la paternidad o maternidad.
Ayudar a tomar decisiones, acuerdos, a afrontar lo que sea necesario y comenzar a resolver de poder procrear.
Clr. Graciela Taffarelli
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