Como sentimos lo que vivimos? (¿Cómo entenderse con un hijo adolescente?)

martes, 13 de septiembre de 2011


Resulta que nuestro hijo ha crecido, ya no lo vemos como a un niño pequeño, ni él se siente así. De pronto se ha convertido en un joven adolescente.
Tener un adolescente en casa le significa a la familia un cambio. Cambian los vínculos. Sus formas. Y es muy común que aparezcan ciertas desacomodaciones y conflictos interpersonales.

Los padres por su lado temen perder el control y el cuidado de su hijo y por otro lado el hijo intenta crecer, tener autonomía , tomar decisiones acerca de su vida e intenta muchas veces trasgredir aquellas reglas que hasta este momento debía respetar.

Es importante considerar aquí que el joven adolece y esto le significa una gran reorganización en su personalidad.

¿Qué le provoca angustia al adolescente?

Un aspecto que lo sorprende y lo angustia es que esta dejando el cuerpo infantil que tenía y día a día va notando cambios que lo movilizan y que aún no sabe como “manejar socialmente”.
Otro aspecto es que está dejando de tener los padres, de ese niño que ha dejado de ser.
Resulta que será a estos nuevos padres a los que en muchas ocasiones se confrontará intentando reafirmarse y definirse en sus argumentaciones .
Y como si esto fuera poco ha perdido también su identidad de niño, siendo necesario reestructurarse en una identidad que le permita en muy poco tiempo insertarse en la sociedad a la cual pertenece.

¿Cómo entendernos con este joven que está procesando tanta transformación que el mismo poco comprende…?

Es necesario que revisemos de qué manera nos acercamos a él, cuál es la forma de comunicarnos que tenemos.
Sería oportuno que en momentos donde se haya instalado una situación conflictiva podamos establecer con él, nuevos acuerdos que hacen al vínculo y a su “nueva vida”.
Generalmente puede aliviarse cuando le hacemos saber que nos damos cuenta de su crecimiento pero que entre todos debemos acordad instancias que sigan siendo de cuidado, especialmente aquellas que tengan que ver con su integridad, su seguridad y la nuestra.

En esta etapa nuestros mensajes como adultos deben ser muy claros para él.
Es necesario propiciar encuentros familiares donde este joven tenga el espacio para opinar su sentir y su parecer. Necesita exponer lo que siente y lo que piensa y sin confrontar es bueno llevarlo al debate, ya que esto le permite argumentar y revisar sus conceptos para afirmarse o desistir de ellos. Si nos limitamos a pedir explicaciones o a presentar las quejas de todo lo que no han cumplido o lo que han hecho según nuestro criterio, mal nunca nos llevará a buen puerto.
El adolescente necesita adultos que lo comprendan, y que se sientan seguros en la menara en que lo acompañan.
Si le alcanzamos frases como: ¿Qué sientes? ¿Qué piensas? Esto parece importante para ti. ¿Quieres que hablemos? Me interesa mucho conocer tu opinión, estos mensajes le devolverán un especial reconocimiento hacia su persona, le permitirá sentirse valorado y lo alentará en la confianza para poder expresarse y ser el mismo.

Clr. Graciela Taffarelli




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