Sin tabúes: La sexualidad en la infancia.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Bienvenidos, nuevamente a “Sin Tabúes” en nuestra emisión nro 3.
Mi nombre es Yanina La Provitera. Soy Consultora Psicológica especializada y conductora de este espacio.

Hoy seguiremos abordando el tema de la “Sexualidad”, pero focalizándonos en las diferentes etapas de la vida. Hoy hablaremos de la sexualidad en la infancia.

La infancia del niño tiene una gran importancia en la formación de la sexualidad. Al nacer, tanto la niña como el niño tienen un patrón de conducta sexual poco diferenciado; sin embargo, los órganos genitales se diferencian bien.
En este período se producen una serie de cambios físicos y psíquicos. Veamos algunos:
El desarrollo sexual es fruto del modo de actuar del sujeto, de la relación con su medio y de las circunstancias que de él emanan, como habíamos dicho en las emisiones anteriores. Además de los aspectos biológicos con los que nacemos, existen determinantes externos al sujeto y cambiantes, como ser, los factores culturales, religiosos, ideológicos y sociales. Por lo tanto, el desarrollo sexual, como ya sabemos, es consecuencia de la interacción del sujeto (formado por su cuerpo y su psique) con su medio socio-cultural y los acontecimientos que vaya experimentando.
En esta etapa, las preferencias sexuales no están determinadas, lo genital no tiene gran importancia, pero sí son importantes los aspectos sociales y afectivos asociados a lo sexual. El que se puedan establecer vínculos afectivos satisfactorios en este periodo va a ocasionar un desarrollo armónico en la edad adulta.
Los juegos sexuales de este período se basan en la enorme curiosidad y tienden a imitar.
¿Qué sucede en el primer año de vida?
La relación entre el bebé y su madre es de gran importancia. El contacto, el apego y la separación van a constituir el núcleo de la personalidad y la sexualidad en el futuro.
Entre los 2 y los 6 años, experimentan una serie de cambios fundamentales, tanto motores como intelectuales, los cuales tendrán un significado especial para el desarrollo sexual.
Por ejemplo, el control de esfínteres y el modo en que los padres aborden este hecho puede influir en el desarrollo.
Los problemas de celos y su superación le van a permitir al niño ver las relaciones de un modo menos egocéntrico y podrán aprender que compartir no significa siempre perder, sino ganar.
La curiosidad se incrementa, el niño explora su propio cuerpo y las sensaciones que va percibiendo. Querrán investigar las diferencias físicas. Comienzan los juegos en los que imitan conductas de carácter sexual que ven en su entorno, incluso, en los últimos años de esta etapa, comienzan las actividades auto-exploratorias y auto-estimulatorias que pueden generar angustia en los mayores y provocar reacciones negativas si no se contemplan como naturales. Es recomendable que se eviten los gestos de desaprobación, los silencios o la incomodidad por parte de los adultos, porque se pueden convertir en mensajes que influyan en la percepción que tendrán esos niños sobre su propio cuerpo.
En esta etapa tiene una especial importancia el proceso de identificación e imitación de modelos, que comenzarán a definir las actitudes y los modos de relacionarse en el plano erótico y el afectivo.
Entre los 7 y 10 años, son más autónomos, se manejan mejor en el mundo y conocen su identidad sexual. Es un período en el que las prohibiciones se hacen mucho más explícitas. Las conductas sexuales se hacen menos espontáneas y abiertas; se vuelven más sutiles y ocultas. Ya son conscientes de las sensaciones físicas y emocionales, experimentan excitación sexual y relaciones afectivo-sexuales con sus pares.
Es importante rescatar que las actitudes de reprobación o castigo pueden tener una influencia negativa en el desarrollo psico-sexual de la persona.

En próximas emisiones, vamos a seguir hablando de este tema.

Gracias por acompañarnos. Seguimos con “Enfocados en Vos”.

Clr. Trad. Yanina La Provitera


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