De donde nos surge el miedo a envejecer?
Las ideas y creencias que tengamos acerca de la vejez de alguna manera pueden ir orientando nuestro propio futuro.
Si pensamos y sentimos a nuestros mayores como seres improductivos (evaluando la productividad material), como una carga social y familiar, si no logramos entender que las arrugas y cierta tonicidad muscular perdida, lo que llevan en sí mismas son experiencias de vida y madurez, es negar claramente lo que será una parte de nuestro futuro . Es gastar parte de nuestra energía en intentar que sea lo que no es, en lugar de crecer con el tiempo y madurar a la par de los años que nos toquen vivir sintiendo que cada momento es único e irrepetible en la “universidad del vivir.”
Es necesario comprender que como seres bio- psico -sociales llevamos un proceso de maduración y envejecimiento implícito, sin embargo sentirnos viejos, creernos viejos, puede ser un estado.
Dependerá de las ideas y conceptos que liguemos a ese sentir para que definitivamente influya en nuestra forma de vivir…
Quizás el miedo a la vejez pueda diluirse llenando nuestros espacios de tiempo con proyectos y experiencias significativas.
Algunas veces mal creemos que ciertas emociones o emprendimientos no son convenientes para los ancianos, sin embargo deberíamos intentar entender que en muchas oportunidades incluso de nuestro actual transcurrir, lo que precisamente nos sostiene y nos ayuda a continuar adelante son esos impulsos intensos que nos provoca un objetivo que tengamos y los afectos profundos de quienes nos rodean.
Alejar esta etapa de nuestras vidas negando o desvalorizándola, no nos permitirá poder prepararnos para nuestra ancianidad.
Si vemos a la ancianidad como algo ajeno a nosotros, nos estamos equivocando… pues llevamos latente nuestra propia ancianidad.
Desde mismo momento en que nacemos comenzamos a dirigirnos hacia ella.
Quien puede comprender esta regularidad tal vez pueda proyectar y planificar su propia senectud, sin temor, con alegría y el propósito de vivir la vida “armando el equipaje para el viaje final”.
En la juventud encontramos todo el potencial para que alcancemos un ocaso pleno en relación a lo experimentado, asimilado y aprendido en el viaje de la vida...
Cltr. Graciela Taffarelli.
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