Cómo poner límites.

Para que una persona logre vivenciarse como una totalidad, identificando la dirección y el sentido de su vida, es necesario que aprenda a poner límites en relación a sus vínculos.
Poner límites implica decidir en libertad, en función de nuestros deseos y/o necesidades.
Decidir en libertad, estaría referido a la capacidad de elegir sin el condicionamiento que nos puede significar lo que los demás esperan de nosotros. El miedo a no ser aprobados o de perder el afectos de quienes son significativos para uno, en muchas ocasiones puede jugar un mala pasada…
Las personas pueden confundir conceptos que se relacionan con su propia imagen. Se puede ser amable, solidario, tolerante, generoso, pero es importante que este sentir esté independizado de la presión u obligación que pueda presentarse implícitamente en su relación con otros.
Tarde o temprano sentimientos encontrados quedarán al descubierto, porque lo que ha ocurrido es que dieron una respuesta que solo buscaba la compensación de la aprobación.
No es posible ir en contra de nuestro sentir. Cuando nos esforzamos solo para complacer a otros, quizás estemos tensionado aspectos propios.
Entender que los límites en las relaciones interpersonales en realidad funcionan como una buena articulación, ya que permiten conocer cómo interactuar con otro, y además brindan la posibilidad de sentir que la individualidad no se funde con la individualidad del otro, conservando un marco de libertad que produce mutuos beneficios, lleva a que la persona se responsabilice de las determinaciones que toma y que pueda evaluar sus consecuencias.
A su vez este circuito así planteado, es apto para insertar los cambios necesarios que permitan el crecimiento de la persona y del vínculo.
La propia inseguridad puede ser la base de este “dejarnos avanzar por el resto”…
Trabajar sobre la auto- valoración , la autoestima, puede ser un buen camino para producir cambios en favor de animarse a tomar las determinaciones que sean altamente congruentes con lo que se siente y piensa.
Cuidar de uno mismo es un trabajo que debería ser una constante, un propósito que priorice la vida del individuo.
Mantener límites lúcidos, claros, que respondan ese objetivo principal, actuará positivamente en la relación de fomentar vínculos, auténticos, saludables y mas estables.
Lograr percibirse con autenticidad y nitidez significa para la persona un especial regocijo espiritual.

Para que una persona logre vivenciarse como una totalidad, identificando la dirección y el sentido de su vida, es necesario que aprenda a poner límites en relación a sus vínculos.
Poner límites implica decidir en libertad, en función de nuestros deseos y/o necesidades.
Decidir en libertad, estaría referido a la capacidad de elegir sin el condicionamiento que nos puede significar lo que los demás esperan de nosotros. El miedo a no ser aprobados o de perder el afectos de quienes son significativos para uno, en muchas ocasiones puede jugar un mala pasada…
Las personas pueden confundir conceptos que se relacionan con su propia imagen. Se puede ser amable, solidario, tolerante, generoso, pero es importante que este sentir esté independizado de la presión u obligación que pueda presentarse implícitamente en su relación con otros.
Tarde o temprano sentimientos encontrados quedarán al descubierto, porque lo que ha ocurrido es que dieron una respuesta que solo buscaba la compensación de la aprobación.
No es posible ir en contra de nuestro sentir. Cuando nos esforzamos solo para complacer a otros, quizás estemos tensionado aspectos propios.
Entender que los límites en las relaciones interpersonales en realidad funcionan como una buena articulación, ya que permiten conocer cómo interactuar con otro, y además brindan la posibilidad de sentir que la individualidad no se funde con la individualidad del otro, conservando un marco de libertad que produce mutuos beneficios, lleva a que la persona se responsabilice de las determinaciones que toma y que pueda evaluar sus consecuencias.
A su vez este circuito así planteado, es apto para insertar los cambios necesarios que permitan el crecimiento de la persona y del vínculo.
La propia inseguridad puede ser la base de este “dejarnos avanzar por el resto”…
Trabajar sobre la auto- valoración , la autoestima, puede ser un buen camino para producir cambios en favor de animarse a tomar las determinaciones que sean altamente congruentes con lo que se siente y piensa.
Cuidar de uno mismo es un trabajo que debería ser una constante, un propósito que priorice la vida del individuo.
Mantener límites lúcidos, claros, que respondan ese objetivo principal, actuará positivamente en la relación de fomentar vínculos, auténticos, saludables y mas estables.
Lograr percibirse con autenticidad y nitidez significa para la persona un especial regocijo espiritual.
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